Región árida y alejada de la capital, la Guajira es uno de los territorios favorecidos por la Constitución aprobada en 1991, que otorgó a los pueblos indígenas «derechos colectivos sobre su territorio, que no pueden vender ni transferir, en tanto que los indígenas no se pueden mover del territorio», recuerda nuestra invitada Ana Schmit, autora del libro Sexe et territoire en Colombie, femmes autocthones en lutte XXe siècle, publicado por la editorial L’Harmattan (‘Sexo y territorio en Colombia, mujeres autóctonas en lucha siglo XXI’, no traducido al español) quien añade que al interior del pueblo Wayúu «las madres desempeñan un papel especial en la sociedad, pero el poder, la autoridad tradicional casi siempre es de los hombres en la familia».
A partir de los años setenta el desarrollo del complejo minero El Cerrejón, la mina de carbón más grande de América del Sur a cielo abierto vino a perturbar seriamente la vida del pueblo Wayúu. La empresa construyó una vía férrea que dividió su territorio, al tiempo que una fuerte contaminación ambiental comenzó a afectar la población. Pero no solo. Los intereses de la minera El Cerrejón se han traducido en desplazamientos de parte de la población (prohibidos por la Constitución), la utilización de falsos procedimientos de consulta en contra de los lineamientos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre derechos indígenas y, sobre todo, el desarrollo del paramilitarismo, la prostitución y el narcotráfico, entre otros factores.
Los años 1990 estuvieron marcados por la emergencia de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), formación paramilitar que buscaba controlar el territorio, a la vez que los narcotraficantes se servían de las pistas para transportar la droga, puntualiza Ana Schmit. El pueblo Wayúu debió enfrentar «conflictos internos atizados por los paramilitares. Es en ese marco que las mujeres Wayúu jugaron un papel de liderazgo», afirma la doctora en antropología.
El Colectivo Fuerza de Mujeres Wayúu nació en 2006. Desde entonces, su presencia y acciones han servido para visibilizar el conflicto en la Guajira, a la vez que han hecho avanzar su causa al interior de la etnia Wayúu, en particular sus derechos como mujeres