Como resultado de estos hallazgos, la Superintendencia decidió tomar los bienes, haberes y negocios del hospital y remover a su gerente, Bernardo Gutiérrez, quien se había convertido en una piedra en el zapato para las autoridades locales.
El anunció lo hizo José Manuel Suárez Delgado, asesor del despacho de la Superintendencia Nacional de Salud, en un video publicado en la página oficial de esa entidad en Facebook.
“La decisión se tomó para proteger la vida de los usuarios, a quienes se les debe garantizar los niveles mínimos de atención”, dijo Suárez en su declaración oficial.
Entre los 54 hallazgos identificados por la Supersalud se encuentran los siguientes: el déficit del hospital de La Misericordia fue de $ 3.200 millones el año pasado y a junio pasado ascendió a $ 7.000 millones.
Además, Suárez indicó que las pérdidas operacionales del centro de atención médico pasaron en tan solo un año de $ 2.000 millones a $ 2.800 millones. Y el recaudo cayó de $ 14.500 millones a $ 5.600 millones.
“Encontramos serias deficiencias en la planeación, no se hacen estudios técnicos ni se fiscalizan los contratos y estos se firman, en muchos casos, sin las pólizas respectivas”, añadió el vocero de la Superintendencia de Salud.
Prueba del desgreño administrativo en el hospital La Misericordia es que se adquirieron 1.000 pruebas para la detección del covid-19 y de estas, la administración del centro médico dejó perder el 50 por ciento.
La decisión se adopta después de una larga campaña del gobernador del Quindío, Roberto Jairo Jaramillo, quien pidió la intervención de los organismos de control para acabar con el festín de contratos y el desorden administrativo en uno de los centros de atención más importantes del Eje Cafetero.
Fuente-El Tiempo