Leonardo Castro, nacido hace 30 años en el municipio de El Tambo, Cauca, hoy por hoy, es la principal figura del fútbol colombiano gracias a los goles que han conducido al Deportivo Pereira o, a «El Grande Matecaña» a la disputa de su primer título en 78 largos años de historia.
Castro, dueño de una gambeta endiablada y de un olfato goleador que ponen a temblar a sus adversarios, es uno de los futbolistas más queridos y de los más perseguidos por la afición del onceno pereirano, y también por varios equipos del país y del exterior.
‘Leo’ Castro, que marcó su decimoquinto gol el pasado domingo en el Atanasio Girardot en el partido de ida de la final de la Liga colombiana del segundo semestre, está a tan solo 90 minutos de conseguir el «Botín de Oro». Y no tiene pierde: Díber Cambindo (Medellín) lo sigue con cuatro tantos menos.
El más humilde y también el más encopetado de los hinchas del Deportivo Pereira tienen doble motivo para celebrar este miércoles: ver a su equipo del alma alzar por primera vez la Copa como campeón de Colombia y, a Leonardo Castro, el trofeo de máximo artillero, aunque ‘Leo’ asegura que lo más importante es ganar el título.
Todo por definirse: Castro y «El Grande Matecaña» están muy cerca de la consagración y, para ello, esperan ganar mañana el partido más importante de sus vidas cuando en los 90 minutos de vuelta se enfrenten al Independiente Medellín (7:00 p.m.) en su monumental Estadio «Hernán Ramírez Villegas» de la trasnochadora, querendona y morena ciudad de Pereira.
La envidia es envidia y, es mala, nociva. La «envidia buena» es puro cuento. Y esa de la mala es la que se siente en Armenia por el ejemplo que da la gente de Pereira, tras el reciente nuevo fracaso del Deportes Quindío en su «intento» por regresar a la Primera División, a pesar de las opciones que tuvo.